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Estrategias informativas y recepción mediática: la invasión de Iraq de marzo-abril de 2003 (página 2)



Partes: 1, 2

 

— Si a esto unimos que el propio Ejército
de EEUU fue contradictorio con este escenario de relativa
libertad
informativa al apresurarse a ofrecer informaciones triunfalistas
del paseo militar y las sucesivas conquistas de ciudades que poco
después había que desmentir, los problemas del
supuesto pluralismo se antojaron mayores. El primer día de
ofensiva terrestre se anunció la conquista de la ciudad
fronteriza de Um Qsar, al segundo Basora y el nudo de comunicaciones
de Nasiriyha, para a continuación desmentir, una por una,
todas las informaciones previas. La conquista de estas ciudades
fue anunciada hasta nueve veces (caso de Um Qsar), al igual que
prácticamente todos los días de la ofensiva
aparecían supuestos depósitos de armas de
destrucción masiva que luego no eran tales. Como
consecuencia, a los pocos días de iniciado el conflicto el
Ejército estadounidense perdió buena parte de su
credibilidad como fuente de información.

— En parte, las dificultades del Ejército
de Estados Unidos
para hacer lo mismo que en la primera Guerra del
Golfo, con caravanas guiadas e imágenes
controladas siempre por los militares, derivaron del hecho de
que, con independencia
de su política informativa, el pluralismo en esta
guerra existió igualmente, gracias a la presencia en
Bagdad y otras poblaciones iraquíes de múltiples
periodistas y, particularmente, de la cadena de televisión
Al Yazira, un canal de noticias para
el mundo árabe que, contrariamente a lo habitual,
presentaba un respeto por la
libertad de
expresión y un formato típicamente
occidentales. Mientras las últimas informaciones de los
aliados aseguraban, por ejemplo, la conquista de Basora, Al
Yazira emitía un vídeo, poco después
transmitido por todas las televisiones europeas, en el que
podían verse las consecuencias del bombardeo sobre la
ciudad. A lo largo de todo el conflicto Al Yaszira
rivalizó con los medios
occidentales en cuanto fuente de información,
sustituyéndolos en muchas ocasiones [2].

— La existencia de este pluralismo
permitió, paradójicamente, que la dictadura de
Sadam Hussein se manifestara mucho más avanzada en la
comprensión de lo que se jugaba en la guerra
mediática que el Gobierno de
Washington. La transmisión, el Domingo 23 de Marzo, de las
primeras imágenes de estadounidenses capturados y
caídos en el conflicto, el reconocimiento, siempre como
contestación a informaciones de los iraquíes, por
parte de los USA de sucesivas bajas, y el tiovivo de rutilantes
conquistas desmentidas y reafirmadas una y otra vez,
otorgó cierta credibilidad, en los primeros días de
la invasión, a lo que decía Irak, y toda
la relevancia a lo que mostraba Al Yazira.

— La estrategia
iraquí se basaba en una apelación directa a la
opinión
pública: la propia al ofrecer un triunfalismo
monolítico; la del mundo árabe al presentar la
guerra como un conflicto entre civilizaciones; y la occidental al
incidir continuamente en los muertos civiles, verdadero foco de
su información. Frente a la guerra limpia y rápida
preconizada por el Pentágono, Irak presentaba una guerra
sucia, lenta (entre otras cosas lenta gracias a la intensidad con
que se vivía el conflicto en los medios occidentales), con
abundancia de sangre de
inocentes, cuyo objetivo era
tratar de movilizar en Occidente a una opinión
pública ya previamente concienciada, que obligara a sus
gobiernos a parar el ataque.

— En este contexto de abundantes informaciones,
muy a menudo contradictorias, los medios de masas tuvieron que
luchar contra la desinformación, y tendieron a configurar
una información que complementaba los datos
proporcionados por ambos bandos con los que llegaban a
través de sus corresponsales, en el caso de contar con
ellos, y sobre todo los proporcionados por otros medios y
agencias de información. El papel de los medios de masas,
por tanto, fue la selección
y la interpretación de la información
disponible, esto es, la fijación de la agenda para el
público. Sin embargo, ya no sería posible marcar la
agenda de los temas importantes, o al menos no sería
posible controlarla, a causa de la abundancia de fuentes
disponibles y de las dificultades por optar por una u otra
interpretación, pero sobre todo a causa de los abundantes
cambios en las características del receptor de la
información.

El público español
ante la II Guerra del Golfo

El público que siguió las informaciones de
los medios a lo largo de la II Guerra del Golfo presenta diversas
características que lo particularizan frente a lo que
habitualmente se considera el público de masas, que
difícilmente podría "escapar" de una determinada
configuración de la información, y en consecuencia
de la realidad, por parte de los principales medios de
comunicación. Veamos las características
peculiares, detectadas en la audiencia española, que
pueden constituir el esbozo de un nuevo tipo de público
que supere el modelo de la
sociedad de
masas: — Se trataba, en primer lugar, de un público
interesado en adquirir información sobre el conflicto, y
que poseía previamente una competencia
comunicativa al respecto singularmente superior a lo habitual.
Este tipo de público estaba dispuesto a adoptar un papel
activo en la búsqueda y selección de informaciones,
como ya había demostrado previamente al movilizarse en
sucesivas manifestaciones sociales, y al hacerlo con conocimiento
de causa. Como indica Javier Noya: Las respuestas al
Barómetro de febrero del CIS indican que el 78% de los
españoles seguía con interés
las noticias sobre Irak y que un porcentaje similar se mostraba
preocupado por este conflicto. Sin embargo, el Barómetro
del Real Instituto Elcano (BRIE, abreviando en adelante)
realizado ese mismo mes muestra que
sólo el 38% sigue con algún interés las
cuestiones internacionales en general. Por lo tanto, había
en torno a un 40% de
españoles "sobremovilizados" por la cuestión, en el
sentido de que aunque en principio no les interesa la
política internacional, sí les preocupaba la
cuestión de Irak y la postura del gobierno español
en particular.

— Contrariamente al modelo de la sociedad de
masas, en el que el público accede a la información
configurada por unos pocos grandes grupos mediáticos que, en consecuencia, poseen una
enorme relevancia en la misma definición del concepto de
"actualidad", el público que siguió la
información sobre la II Guerra del Golfo pudo hacerlo a
muy variados niveles: a) En primer lugar, el público pudo
acceder, naturalmente, a la información configurada por
los grandes medios de comunicación de masas, muy similar en
cuanto a los contenidos, pero no tanto en la
interpretación de los mismos.

La adopción,
por parte de los ciudadanos, de un interés, y una fuerte
implicación, respecto de todo lo relacionado con la
invasión de Irak y sus prolegómenos, tuvo una
importante incidencia en la política informativa de los
grandes medios, que directa o indirectamente tuvieron que
posicionarse.

En este sentido, durante la guerra se reprodujo el
"pluralismo formal" que en otro lugar [3] hemos identificado como
característico de los grandes medios españoles,
esto es, una similitud temática que respeta la teoría
de la Agenda Setting pero fuertemente matizada por la
orientación ideológica con que se ofrecía la
información, es decir, la interpretación de la
misma. La novedad es que dicho "pluralismo formal" solía
darse en acontecimientos de carácter nacional con una fuerte
implicación mediático – ciudadana (por
ejemplo unas elecciones generales), no en asuntos de
carácter internacional.

b) Pero junto a la información habitualmente
desplegada por los grandes medios, el público
español tuvo acceso a una enorme cantidad de fuentes
informativas de carácter más o menos minoritario.
Por un lado, la gigantesca diversidad de informaciones
suministradas a través de la Red Internet [4]; por otro, la
existencia de canales de televisión temáticos, asociados
normalmente a las plataformas de TV por satélite o por
cable.

c) Puede discutirse, naturalmente, la incidencia
práctica de este tipo de informaciones más o menos
secundarias respecto de los grandes medios de masas, pero es
preciso tener muy en cuenta que su difusión
aumentaría considerablemente, aunque fuera de forma
indirecta, gracias a un último factor, muy determinante:
la existencia de una comunicación de carácter
interpersonal que permitía extender con gran velocidad todo
lo relacionado con el conflicto, desde las convocatorias de las
manifestaciones contrarias a la guerra hasta las últimas
novedades en el frente, pasando por la política exterior
desarrollada por España a
lo largo de toda la crisis.
Posiblemente el porcentaje del público que tuviera acceso
a informaciones de carácter minoritario en Internet, o en
las televisiones temáticas, fuera muy reducido; sin
embargo, su difusión, por la Red (a través del
email, por ejemplo) o fuera de ella (mediante el comentario
social), fue mucho mayor, gracias fundamentalmente a que, como
hemos explicado con anterioridad, se contaba con un
público interesado en todo lo referente a este asunto,
deseoso, en consecuencia, de consumir todo tipo de informaciones,
y comentarlas y debatirlas con su entorno.

— Como consecuencia, podemos decir que, a
través de los medios de masas, de sistemas de
comunicación en red (Internet) que permitían
acceder a todo tipo de informaciones, de información de
carácter más o menos exclusivo a la que el
público podía acceder previo pago (las televisiones
temáticas), y sobre todo gracias a su difusión
posterior mediante la
comunicación interpersonal, no fueron tanto los medios
de masas, sino el propio público, quienes
configurarían su propio "menú" informativo, plural
y personalizado, y por tanto alejado de cualquier tipo de
influencia externa determinante (proviniera de los medios o de
los Gobiernos). El público interactuó con la
información disponible, y no se conformaría ya con
una programación, una selección de
contenidos acabada, sino que se afanó en configurarla
él mismo, con el único límite de su
competencia lingüística. Como indica Ángel
López: El consumidor que
zapea es una persona que va
estableciendo su propia trayectoria mediática, es decir,
alguien que lejos de resignarse a recibir lo que le dan, elige
hasta cierto punto un menú a la carta
(…) Los medios de
comunicación, precisamente porque son simples medios
de información, son instrumentos muy poco adecuados para
resolver los grandes conflictos que
aquejan a la humanidad en este fin de siglo. Sin embargo, el ser
humano siempre se ha caracterizado por hacer de la necesidad
virtud y por obstinarse en rehuir la amenaza del Big Brother de
la novela de
Orwell. El zapping, una práctica de consumo
mediático existente en todos los medios de
comunicación, aunque con características diferentes
en cada uno, es la respuesta que los usuarios han dado al reto
que se les planteaba. (1999: 54).

Conclusiones

La II Guerra de Irak ha alumbrado un nuevo modelo
mediático, en particular un nuevo modelo de
recepción de información, en virtud del cual la
importancia de los grandes medios de comunicación
"tradicionales" disminuye frente a un público interesado
en adquirir información y capacitado para hacerlo a
través de las más diversas fuentes, desde los
canales de información 24 horas hasta las noticias
distribuidas mediante la Red, pasando por las formas de
comunicación interpersonal, de gran importancia en la
difusión de la oposición al conflicto. El modelo
informativo de Internet y de las televisiones temáticas,
caracterizado por un receptor activo que interactúa con el
emisor y se encarga de realizar su propia selección de la
información, se enfrenta al modelo tradicional de
audiencia de masas con carácter pasivo, que accede
sólo a unos pocos medios de referencia. El panorama
mediático, en este contexto, se vuelve más disperso
y complicado, pues no es fácil aventurar cómo
accede el público a la información y qué
efectos tiene ésta sobre la recepción. El modelo
Agenda Setting puede así ponerse en crisis, pues la
selección ya no sólo la hacen los medios, sino
también el público [5].

Así como la aparición de nuevos sistemas
de comunicación tiene un efecto sobre el universo
mediático tradicional, también lo tiene sobre las
formas de comunicación interpersonal, que se reproducen en
Internet a través de diversos canales, como el email, el
chat o los
foros de debate.
Internet no es sustitutivo, sino extensión de la
comunicación interpersonal. Nuevamente el público
abandona su pasividad tradicional convirtiéndose en
público activo, capaz de emitir también
información y de descodificarla en atención a sus intereses, en
colaboración con otros miembros del público con los
que entabla conversación. La consideración
apocalíptica de la "masa" como suma de individuos
aislados, e incluso de la "sociedad de masas", se diluye,
viéndose modificada parcialmente por una nueva sociedad de
"públicos" [6].

Guillermo López

Notas

[1]: El diplomático español Carlos Alonso
Zaldívar considera que el movimiento
antiguerra constituye un fenómeno radicalmente nuevo: "La
fuerza con que
esa opinión pública ha irrumpido en este debate, a
través de los sondeos y de gigantescas manifestaciones
globales, constituye algo profundamente nuevo (…) Ni los
elementos de antiamericanismo que puedan existir en distintos
países, ni las ramplonas teorías
de la ‘envidia’, ni mucho menos las agresivas
caracterizaciones del Islam como una
religión
de odio, aunque fueran ciertos, pueden dar cuenta de este
cambio en la
manera de ver a Estados Unidos (…) ¿Adónde
nos quieren llevar esos aventureros?, es lo que hoy se preguntan
juntas gentes de izquierda y de derecha, antiglobales y
nacionalistas de algunos países, cristianos, con el Papa a
la cabeza, y musulmanes de todas las obediencias, los europeos en
masa y también muchos americanos, así como los
mediorientales y los asiáticos". (2003: 32
-33).

[2]: Al Yazira fue el principal, pero no el
único, de los medios que ofrecían
información independiente o contraria a los intereses del
Pentágono. Como indica Darío Valcárcel: "La
enorme máquina oficial americana, también oficiosa,
ha entrado de hoz y coz en la batalla de la información.
Pero la cosa puede complicarse y no poco: no ya por Al Yazira,
sino por muchas cadenas independientes, que quieren informar a
sus oyentes y televidentes. La batalla de la letra escrita, a mi
juicio la más importante a la larga, está siendo
ganada por los independientes". (2003: 140).

[3]: Véase el trabajo que
desarrollé en mi tesis
doctoral, " Comunicación Electoral y
Formación de la Opinión Pública: las
Elecciones Generales de 2000 en la prensa
española
" (2002). Pude observar la aparición
sistemática de este "pluralism o formal" como consecuencia
del contraste entre una selección de las informaciones
relevantes bastante similar que, sin embargo, eran leídas,
o interpretadas, de forma muy distinta en cada uno de los medios
de referencia analizados (El País, El Mundo,
La Vanguardia
y ABC). Cada medio, en cierto sentido, efectuaba una
sincronización entre las información y
opinión, analizando en las columnas y editoriales lo
expuesto en la información, pero también
interpretando, de forma bien patente, la información en
función
de su línea ideológica.

[4]: Puede consultarse al respecto el estudio de las
distintas formas de comunicación en Red y su papel en la
movilización ciudadana contra la guerra, que
presenté como comunicación en el Congreso
Towards New Media Paradigms, celebrado en la Universidad de
Navarra en Junio de 2003.

[5]: En relación a nuestra propuesta,
podrían citarse las observaciones de Shaw, McCombs,
Weaver, y Hamm, a propósito de la "Agenda Melding", o la
importancia que tienen en los individuos las identificaciones de
grupo a la
hora de adoptar posiciones en torno a un asunto determinado:
"Some force in individuals drives them to seek and adopt group or
community agendas in order to belong, and that not to do is
highly uncomfortable. Agenda setting is an important part —
but only an intervening part— of this social process of
agenda melding. Individuals are motivated to remove the
dissonance of living an intellectual isolation by seeking out the
agendas of other groups that they decide to join, or in which
they may unexpectedly find themselves". (1999: 3) Dicha observación se inscribiría
fácilmente, añadimos, en un proceso de
"espiral del silencio" en virtud del cual los individuos
tenderían a asociarse a las opiniones percibidas como
mayoritarias para no quedarse aislados. La novedad la
constituiría el que aquí no son los medios, sino el
entorno de cada cual, quien crearía este
proceso.

[6]: Podríamos recordar la oposición
clásica, establecida por Wright Mills, entre "masa" y
"público", para considerar si est amos asistiendo al
retorno de una nueva "sociedad de públicos": "Since
‘the problem of public opinion’ as we know it is set
by the eclipse of the classic bourgeois public, we are here
concerned with only two types: public and mass. In a
public, as we may understand the term, (1) virtually as
many people express opinions as receive them. (2) Public
communications are so organized that there is a chance
immediately and effectively to answer back any opinion expressed
in public.

Opinion formed by such discussion (3) readily finds an
outlet in effective action, even against –if necessary- the
prevailing system of authority. And (4) authoritative
institutions do not penetrate the public, which is thus more or
less autonomous in its operations. When these conditions prevail,
we have the working model of a community of publics, and this
model fits closely the several assumptions of classic democratic
theory. At the opposite extreme, in a mass, (1) far fewer
people express opinions than receive them; for the community of
publics becomes an abstract collection of individuals who receive
impressions from the mass media. (2) The communications that
prevail are so organized that it is difficult or impossible for
the individual to answer back immediately or with any effect. (3)
The realization of opinion in action is controlled by authorities
who organize and control the
channels of such action. (4) The mass has no autonomy from
institutions; on the contrary, agents of authorized institutions
penetrate this mass, reducing any autonomy it may have in the
formation of opinion by discussion. The public and the mass may
be most readily distinguished by their dominant modes of
communication: in a community of publics, discussion is the
ascendant means of communication, and the mass media, if they
exist, simply enlarge and animate discussion, linking on
primary public with the discussions of another. In a mass
society, the dominant type of communication is the formal media,
and the publics become mere media markets: all those
exposed to the contents of given mass media". (1956: 303 –
304)

Bibliografía citada

– LÓPEZ, Ángel (1999), "Zapping
mediático y resolución
de conflictos", en Rodríguez, Roberto, y
Sádaba, Teresa (eds.), Periodistas ante conflictos,
Pamplona, Eunsa.

– LÓPEZ, Guillermo (2002), Comunicación
Electoral y Formación de la Opinión Pública:
las Elecciones Generales de 2000 en la prensa española
(Tesis
Doctoral)
, Valencia, Universitat de
València.

– LÓPEZ, Guillermo (2003): "Internet, E
-Communication and Public Opinion: Anti – War Movement in
the Internet and from the Internet in Spain", comunicación
presentada en el Congreso Internacional Towards New Media
Paradigms
, celebrado en la Universidad de Navarra en Junio de
2003.

– MILLS, Wright (1956), The Power Elite, Nueva
York, Oxford University Press.

– NOYA, Javier (2003), "La España post –
Sadam y su opinión pública", en
.

– SHAW, Donald, et alii (1999), "Indiv iduals, Groups,
and Agenda Melding: a Theory of Social Dissonance", en
International Journal of Public Opinion Research Vol II
nº I. Págs. 2 – 24.

– ZALDÍVAR, C.A., and VALCÁRCEL, D.
(2003), Una conversación sobre Irak, Madrid,
Biblioteca
Nueva.

Guillermo López García;
Universidad de Valencia

Partes: 1, 2
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